domingo, 20 de diciembre de 2020

Mi crítica de "Airefuego" (Teatro)

https://www.teatrix.com/ver/airefuego


 Un nuevo acierto de Teatrix -entre sus alzas y sus bajas, que no dejan de preocuparme- fue juntar a Francisco Pesqueira y Thelma BIral en este recital de poemas y canciones, a la medida de ellos dos. La puesta en escena es simple, apenas dos sillones y una mesita con agua y copas, y un pianista con su órgano sobre un costado. Dicen que lo grabaron especialmente para Teatrix, yo no sé si antes tuvo su paso por el teatro, y de no ser así merecería que lo hubiese hecho, ya que es un espectáculo de la más alta categoría y con sólo dos materiales: la palabra y el canto. El espectro de autores es amplio y va desde García Lorca hasta Benedetti, desde María Elena Walsh a Félix Luna y Ariel Ramírez, pasando por toda una amplia gama de poemas y estados de ánimo, para empezar y terminar con ese clásico de clásicos que es "Doña Rosita, la Soltera", de García Lorca, en donde se luce indudablemente la BIral.

El diálogo es ameno y distendido, tal vez un poco sobreactuado con esa volubilidad que tienen los actores de exagerar cada recuerdo, cada palabra que se dice o cada sentimiento que se evoca, pero fuera de eso está bien manejado. El hilo de la conducción lo lleva Pesqueira, incluso ofreciéndole textos a Biral que ella desconocía o que no había leído previamente, como los de Simone de Beauvoir, Isabel Allende, Alejandra Pizarnik, Virginia Woolf o Emily Dickinson. Comienza hablando Pesqueira sobre su descubrimiento en su Córdoba natal, a los 8 años, en aquel glorioso 1978, en que se representaba "Doña Rosita" con dirección de Cecilio Madanes, producción de Oscar Pedemonti y la interpretación de Eva Franco, Carlos Muñoz y Maris Herrero y en el momento en que él decidió que quería ser eso: actor. Entra Thelma y ofrece parte de la obra en verso, con el soporte de Francisco. La dirección del espectáculo corrió de la mano de Emilio Samar y la música y teclado de Pepo Lapouble. Sigue Pesqueira cantando "Amo el amor de los marineros", de Pablo Neruda y luego pasan a hablar de sus respectivos padres y de su ascendencia: Pesqueira gallega, BIral italiana. Y de las cosas que se cantaban y contaban en sus respectivos hogares. Así Thelma (que por fortuna se ha recuperado lo más bien de su rotura de cadera, ya sin bastón), se anima a entonar la canzzonetta "Mamma", que cantaba su madre en referencia a la suya. y luego cantan y recitan "Luna de los gitanos", de nuevo de Federico, en canto de Pesqueira y recitado de Biral. El joven de 50 años va a recordar a su propia madre entonando "Me lo ha dicho la luna", un viejo cuplé que ella cantaba cuando él era niño.
Luego pasarán por la infancia y adolescencia de Thelma en Montevideo -aclara que es argentina- y su paso por el Teatro de la Comedia Nacional del Teatro Solís y cómo en los descansos bajaban a ver ensayar a la Comedia Nacional que ostentaba glorias como China Zorrilla y otros actores de primer agua en el Uruguay y en las butacas se encontraba la mismísima Margarita Xirgu dirigiendo, y cómo volvían a clase inspirados para repetir todo cuanto habían visto y oído en esa clase magistral. Para recordar a la poetisa uruguaya Idea Vilariño y su "Quisiera morir ahora", poema exquisito si los hay. Se definirán como hinchas furiosos de otro gran e ilustre uruguayo, don Mario Benedetti, y mientras Thelma recita "Hagamos un trato", Francisco canta "Te quiero", con música de Favero, en un amable contrapunto para terminar los dos al unísono.
Luego pasan a los poetas cordobeses, y mientras Pesqueira hace un chiste con Rodrigo, Biral recita "Eran las campanas", de Arturo Capdevila, otro magnífico cordobés, y Pesqueira la coloca en el balcón de Julieta y él asume el papel de Romeo para cantarle "Con mi serenata", de otro autor mediterráneo. Luego se transportan mágicamente a Buenos Aires y recorren la calle Corrientes para recitar y cantar "Te quiero Buenos Aires", de la maravillosa Eladia Blázquez. Thelma va a recordar cuando allá por los 70 convencieron a Niní Marshall para que hiciera el protagónico de "Coqueluche", la obra de teatro, siendo ella un papel menor. La dedicación conque Niní le enseñaba cómo debía decir un chiste, cómo rematarlo y cómo aplicarle su timming exacto. Las numerosas tardes que pasaron juntas tomando el té en la casa de Niní con el propósito de "pasar letra" y cómo le gustaban a ella las rosas y de cómo Thelma cada vez que podía le llevaba una. De allí derivará el poema "Rosas", de Juana de Ibarbourou y para que Pesqueira cante "El viejo varieté", que María Elena Walsh escribiera para una revista del Maipo. Francisco tiene tiempo para aclarar que los zapatos que lleva puestos son los mismos de cuando debutó, hace 35 años, sólo cambiada la zuela, regalo de su padre y los que usa siempre por cábala. A esto puedo agregarle que yo le gané. Los que uso yo para mis espectáculos son los mismos que me compré para bailar el vals en 6° grado, con lo cual los míos tienen sólo 40 años, y que también uso por cábala, cambiada también la zuela.
Pesqueira va a recordar que lo conoció a Alberto MIgré también en el Maipo y van a recorrer juntos temas musicales de sus telenovelas como "Quereme, tengo frío", de "Piel Naranja", "Rolando Rivas", el tema de Fito Páez "Yo vengo a ofrecer mi corazón" o el de "Una lágrima en el teléfono". Thelma acotará que su novela "Dos a quererse" también fue un éxito y recordarán su tema musical.  Después Pesqueira recorrerá la filmografía de Thelma BIral sin obviar ninguna, para detenerse especialmente en "Desde el abismo", quizá su mayor éxito, dirigida por Fernando Ayala y rememorarán su banda musical. Hablando de la valentía o la cobardía de los hombres, Thelma ofrece el poema titulado "Cobardía" de Amado Nervo. Y terminará con el poema de Alfonsina Storni "Quisiera esta tarde divina de octubre", excusa para que Pesqueira cante "Alfonsina y el mar" de Félix Luna y Ariel Ramírez. Vuelve a repasar su visión de "Doña Rosita" y darle el pie a BIral para que haga los monólogos más dramáticos y famosos de la obra para culminar con aquel poema que todos aprendimos en la primaria y que es ya un clásico: "La Rosa".
Todo está cuidado y estudiado al milímetro, nada en el recital molesta o desentona, y sirve para evocar la extraordinaria capacidad vocal de un Francisco Pesqueira en lo mejor de su carrera y para que Thelma BIral vuelva a brillar y a sostener la enorme actriz que fue y sigue siendo con lo mejor del repertorio poético argentino y español. Un espectáculo que es un verdadero lujo para quienes admiramos la poesía y el canto y un festival para los sentidos. Bienvenido sea a Teatrix y ojalá sigan brindándonos espectáculos como éste, filmados a propósito de la cuarentena.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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