miércoles, 16 de diciembre de 2020

Mi crítica de "La Bohéme, en tacos" (Parodia de ópera)

https://www.teatrix.com/ver/la-boheme-en-tacos


 Bienvenida sea la ópera a la plataforma de Teatrix, en este nueva modalidad de Teatro en Pandemia-Vía streaming. Lo curioso de esta puesta desde las casas de cada uno, es que se la ha dado un giro novedoso a la clásica y hermosa ópera de Puccini: se la hizo en una versión travestida. Sería algo así como una ópera drag queen. Algunos papeles de hombres -Rodolfo- son interpretados por mujeres y algunos de mujeres -Musetta, Marcella-, por hombres. Los demás hombres de la compañía presentan rasgos afeminados o son directamente travas. No deja de sorprenderme el por qué de este giro, ya que el argumento se mantiene intacto -aunque reducido de dos horas a una, con cortes en las arias-, si será para provocar, para escandalizar o directamente para aggiornarla. Ninguna de estas opciones me parece válida y suficiente, ya que ni escandaliza, ni provoca y para el aggiornamiento baste con reparar en el musical de culto Rent, que tomó el argumento de La Boheme y lo situó en la actualidad donde los personajes en vez de morir de tuberculosis lo hacen de SIDA. Es mucho más efectiva y más hermosa en su conjunto y en su exposición esta Rent que este mamarracho de ópera travestida.

Los cantantes no dejan de ser buenos, aunque me caben serias dudas de que sean ellos los que cantan, ya que hay una desincronización entre el movimiento de los labios y la emisión de voz, aunque esté tomado en el directo que lo permite hacer el streaming. Además una mujer como Laura Borja, haciendo de Rodolfa, tiene una buena voz de tenor, lo que me hace dudar que sea de ella -salvo que sea el caso de un transexual lírico, lo cual no sería asombroso dado la fisonomía hombruna de la cantante y el ancho de sus muñecas, dato con el cual se suele identificar a todos los hombres trans del mundo-. El caso de Mariana Carnovali (Mimí) es positivo, no sólo tiene una excelente voz sino que es hermosa, pero dada a reírse como una pánfila en todo momento durante el 1° acto (sí, reite ahora que después no te van a quedar ganas). Tanto Marcello (Alfredo Martínez) como Collins (Andrés Asencio) lucen masculinos en sus roles aunque con una leve tendencia a la femineidad en Marcello, que se empolva la nariz y se hace los rulos antes de cantar; el caso de Shaunard (Ferni de Gyldonfaldt), es abiertamente gay, así como Musetta, que es encarnada por otro hombre (Lucho de Gyldonfaldt), quien logra impostar su voz como una mezzosoprano muy desvirtuada. Pero el peor pecado, tanto en Rodolfa como en los hombres es la tendencia a la macchietta, al estereotipo de hombre o de mujer en sus gestos y actitudes. Rodolfa juntara siempre sus manos sobre el pecho, en un gesto casi paralizado mientras que los hombres travestidos o gays recurrirán a las peores poses de teatro de revistas que hicieran un ícono de los personajes homosexuales. Todo un gran fracaso, por donde se lo mire.
Se rescatan algunas arias que han quedado intactas y que son los pilares de la ópera, como "Che gelida manina", "Si, mi chiamano Mimí" o "O soave fanciulla" del 1°acto, todo un emblema a lo que a música operística se refiere y lo más transitado en los recitales de tenores y sopranos que contengan antologías. El "Vals de Musetta", del 2° acto, todo un símbolo del aria romántica por excelencia ha quedado perdido lastimosamente entre los estertores de un hombre que se desgañita tratando de cantar como mujer. En este 2° acto, también Marcello se ha cambiado a Marcella (Eddie Carmona), de pelo largo y barba, muy pintarrajeado, exhibiendo patéticos resultados. Y cuando digo patéticos no me refiero al sentido con que Tchaikovsky nombraba su 6° Sinfonía.
Del original de La Bohéme es muy poco lo que ha quedado, salvo algunos fragmentos conmovedores del canto, y repito, si es por transgredir, no veo el resultado y si es por incomodar, tampoco, ya que no sólo no incomodan sino que hacen que nos indignemos. Si es por "descontracturar" lo solemne de la ópera, les agradezco pero no hacía falta, prefiero quedarme con un drama bien cantado y bien representado que con este cocoliche mezcla de farsa y berreteada. Hay formas más inteligentes e interesantes de descontracturar el arte. Investiguen y aprendan. Por ejemplo los "Ballets Trocadero de Montecarlo" que es un grupo de hombres parodiando a las bailarinas de ballet pero lo hacen con tanto estudio, tanta técnica y perfección, además de verdadero sentido del humor, que da gusto verlos. Lo que podemos rescatar de esta puesta es su adaptación a estos tiempos mediante el uso del chat y los emojis en pantalla, que elevan un poco el hecho cómico del asunto.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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