sábado, 10 de junio de 2017

Mi crítica de "Jackie" (Cine)

"Jackie" empieza con una música corta que parece que se va desinflando abrúptamente o desapareciendo. Importante hallazgo musical para ilustrar el magnicidio del que fue víctima uno de los más importantes presidentes de Estados Unidos: John Fitzgerald Kennedy. Jackie es su esposa, y Jackie es la enorme Natalie Portman, nominada para el Oscar de este año por esta actuación.
Empieza la película en Masachusets, en 1963, con la visita de un periodista, de quien no sabemos el nombre ni el diario para el cual escribe, con lo que no podemos conocer tampoco si es demócrata o republicano. Han pasado 10 días de la muerte de JFK y viene a hacerle un reportaje a quien fuera su esposa. Ella le dice que le va a censurar casi todo lo que le diga, pero se pone a hablar y toda la película constituye un gran flashback desde el asesinato de Kennedy hasta esos días posteriores.El argumento es ingenioso y está bien armado, ya que hay más flashbacks dentro de ese flashback, como la extensa conversación con el cura (magnífico otro grande como John Hurt, en la que debe haber sido su última interpretación para el cine) o el paseo de muestra de la Casa Blanca por dentro, transmitido para la televisión y conducido hábilmente por Jackie. Es una película simple, de las pequeñitas, sin grandes despliegues ni grandes hechos; todo se reduce a una conversación que tiene en su interior otras conversaciones. Por eso el atractivo. Le debe haber costado muy poca plata al director, el chileno Pablo Larraín, y de allí el realce del trabajo de los actores. En un verdadero "tour de force" Natalie Portman se pone en la piel de quien fuera la Primera Dama de los Estados Unidos y, sin desaparecer ni un segundo de pantalla sale vencedora.
No conocemos nada de la vida anterior al disparo de JFK, ni siquiera su polémica relación con Marilyn Monroe, ni tampoco de la vida posterior de ella, como su advenedizo casamiento con Onassis, lo que se nos cuenta son tan sólo esos 10 días. Con saltos en el tiempo narrativo, es una película que va y que viene, que juega mucho con el pasado y con el presente, a punto tal de que por momentos no sepamos en dónde estamos parados. Film de planos cortos, se juega por los Primeros Planos y Planos Medios, huyendo del codiciado Plano Americano y Plano General, tan abundante en el cine norteamericano. Esta selección de tomas nos permite empatizar con el personaje, vivir su vida (parodiando a Godard), convertirnos en aliados de las lágrimas o la dureza de Jackie. Desde un primer momento se nos muestra a Jackie como una personalidad fuerte, fría, dura frente a la adversidad, pero frágil en sus momentos de intimidad, que es capaz de ensuciarse cara y vestido con la sangre de su marido, tirándose encima de él después de que los disparos hayan sonado. Se quitará las manchas de sangre con dedicación casi religiosa y se quitará traje y medias ensangrentados con devoción, constituyendo este el único momento "gore" de la película.
Sabemos de ella que ha conducido un programa de TV enseñando la Casa Blanca por dentro  en un programa que dio en llamarse "Un tour por la Casa Blanca" y hablando de las pertenencias que compraron junto a su esposo y que hubo que "regatear" para no incrementar el gasto público y nos muestra los enseres que pertenecieron a presidentes anteriores célebres como Lincoln. Sabemos que tanto JFK como ella eran fanáticos devotos de Abraham Lincoln, quien acabara con la esclavitud y que acabara sus días de igual manera que Kennedy, asesinado por un sicario. Se hace mucha referencia y comparación de los funerales de ambos mandatarios y los recorridos que hizo su cuerpo antes de descansar finalmente. También sabemos que ella perdió dos hijos anteriores a los dos que tiene (Caroline y John), que serán enterrados junto a su padre. Sabemos que ella no es religiosa o ha perdido por completo la fe después del disparo y que descree de la omnipresencia de Dios, tal como se lo hace ver al cura que la contiene en su momento más duro.
No bien matan a Kennedy asume la presidencia quien era su vicepresidente, Lyndon Johnson, en una ceremonia sin protocolos y a las apuradas. Ella encuentra consuelo y sostén en su cuñado Bobby Kennedy, quien desde el primer momento se apresta a socorrerla y brindarle su apoyo incondicional. "Yo no era nadie- dice ella- me han vuelto una Kennedy" y se nota la simpleza en el vestir y la austeridad en los lujos que podrían haber tenido, la pintan como una mujer enamorada de su marido aunque hacía ya mucho tiempo que no compartían cama, le confiesa al cura.
Y lo más emblemático. JFK y su esposa poseían una vitrola, en donde cada noche antes de irse a dormir él escuchaba la comedia musical "Camelot", siendo un fanático de ella. Y decía que él había creado su propio Camelot en Norteamérica, un sitio lleno de milagros y duendes, alejado del mundo y de la maldad. Con el final de "Camelot" será que también termine la película.
A los pocos días del asesinato, supuestamente perpetrado por Lee Oswald, muestran en vivo, por TV, cómo éste es a la vez asesinado, silenciando para siempre el gran enigma del mayor magnicidio del siglo XX. Ella pide hablar con Oswald, pero cuando lo requiere, ya está muerto, se lo han estado ocultando. Hay un pasaje que muestra, someramente, los funerales de JFK, momento relativamente acotado para no abrumar con escenas de gran despliegue. Todo juega al minimalismo en la película, película que justamente por eso no pasará a la historia pero que se disfruta como esas miniaturas de porcelana china. El film es del año pasado, 2016, pero ya se puede conseguir por Internet y vale la pena su visión, que aunque no deslumbre, nos permitirá acercarnos un poco a ese gran personaje del siglo pasado que fue Jaquelin Kennedy.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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