sábado, 17 de junio de 2017

Mi crítica de "La Separación" (Cine)

Les cuento que ayer vi por segunda vez una película superlativa, del 2011. Se trata de la ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera de ese año, de origen iraní, dirigida por el multipremiado Asghar Farhadi. Un verdadero prodigio este director, con tan sólo 45 años de edad al 2017, ya tiene en su haber dos premios Oscar, uno por la película que tratamos y otro por la de este año 2016 "El Viajante" (que todavía no vi). Es un director polémico y batallador, digno sucesor de Abbas Kiarostami o de Jhafar Panahí.
La película comienza con un trámite de divorcio -en el que todas las fichas están a favor del hombre, digno exponente de una sociedad machista como es la musulmana y en especial la iraní-, impulsado por Simin, la mujer de la pareja, quien quiere irse del país en busca de una calidad de vida mejor y su esposo, Nader, no quiere acompañarla por cuidar de su padre quien sufre de Alzhaimer y está muy deteriorado. Juntos tienen una hija de 11 años, Termeh, de quien el padre no piensa desprenderse, en parte para chantajear a su mujer que no se vaya ya que sabe que ella no se irá sin su hija. El juez dice que la niña deberá quedarse con el padre. Simin se va momentáneamente a vivir a casa de sus padres, dejando a su hija en custodia de su ex marido.
Esto es sólo el puntapié inicial de la película ya que se debatirán otros problemas más graves en su transcurso. La primera hora del film me dolió mucho, ya que describe y muestra el estado demencial de un padre anciano que está perdido en tiempo y espacio, que se orina encima y sólo quiere leer el diario, problemas que en mi vida personal yo he sufrido con mi padre llegando en la actualidad a extremos mucho peores que los de este anciano que hasta pierde el habla (mi papá también).
Lo que hace Farhadi es una crítica al sistema judicial de Irán, a la mentalidad patriarcal que impera y a los desmanes del fundamentalismo religioso. Porque lo que hace Nader, como trabaja todo el día y su padre queda solo, es contratar una mujer para que cuide del geronte. Tiene que llegar cuando él y su hija (va a la escuela) se van e irse no bien vuelven. A regañadientes consigue a una señora casada y con una hijita a la que lleva consigo y que viene toda tapada por su chador, vestida de negro de los pies a la cabeza, demostrando su aboluto fanatismo religioso y con el cual oculta su embarazo. Simin, en cambio, sólo lleva una pequeña túnica sobre la cabeza, es independiente, ¡fuma!, marcando las grandes diferencias de modo de vida entre una familia y la otra. La mujer, Razieh, acepta el puesto siempre que pueda concurrir con su hija, pero ya en el primer día de trabajo el viejo se orina encima y ella tiene mucho pudor en cambiarlo, le pide que se bañe y se cambie la ropa solo, lo que para un hombre en esas condiciones es casi una proeza. Viendo que no consigue nada de él, llama a su líder religioso y pregunta si es pecado bañar al hombre ya que ella está casada con otro hombre y tiene una hija con él. Pero Razieh sufre mucho con su embarazo y comete grandes errores, como el de dejar que el viejo se le escape para ir a comprar el diario. Por suerte logra ubicarlo y corre a socorrerlo. Pero al día siguiente Nader y su hija vuelven más temprano de lo habitual y descubren que la mujer con su hija han desaparecido, dejando atado al hombre a la cama, el que se ha caído y golpeado ferozmente. Al rato de un trato desesperante de padre e hija para tratar de revivir a su abuelo, la mujer reaparece.
Nader le grita (él es un hombre por lo general pacífico) y ahí nomás la despide, advertido también de que faltaba dinero. Razieh sólo dice que tuvo que salir. Nader dice que eso lo debería haber estado haciendo todos los días mientras él no estaba: ataba al viejo a la cama y ella se iba. Razieh le implora llorando que ella no ha robado y que se fue por un tema de causa mayor. No quiere abandonar el hogar. Nader la empuja y termina sacándola a empujones de su departamento. Trata de conseguir un reemplazante y da con Hojat, el marido de Razieh, quien ha estado preso y necesita el trabajo, pero no puede presentarse al día siguiente pues ha vuelto a caer preso.
A la noche siguiente Simin le avisa a Nader que Razieh está en el hospital pues ha tenido un aborto. Desde aquí comienza la parte del juicio, que allá resuelven expeditivamente sentados ante un juez que dicta sentencia y juzga sobre su buen juicio y su parecer. En unos largos parlamentos pone en tela de juicio todo el sistema de justicia en Irán. En definitiva, Razieh y Hojat acusan a Nader de asesinato pues ha matado a su hijo de 19 semanas de concebido, lo que ya se considera una persona humana. Nader alega que él no la tiró por las escaleras (como asegura Razieh) ni que sabía de su embarazo debido a estar siempre toda tapada. Entre acusaciones y reproches transcurren las escenas del juzgado, y el peligro de los dos hombres de ir a la cárcel, uno u otro, según su comportamiento frente al juez y en tanto vayan cambiando las declaraciones. No quisiera avanzar más en el desarrollo del film ya que hay sorpresas a cada momento y se depara la gran sorpresa final.
Es un film seductor, atrapante y cautivante, que pone en tela de juicio toda una serie de valores y el funcionamiento de los sistemas en el país musulmán -el Corán pasa a ser un elemento muy importante de la película- y formula muchas preguntas que por el momento y en este estado de cosas no tienen respuesta en Irán. El rol de hombre y mujer, la salud de los viejos, el tema del divorcio, la justicia, la mentira, la cárcel, el endeudamiento, la fe religiosa, son todos temas que se ponen sobre el tapete en este film que remueve los cimientos más profundos de toda una historia de tradiciones tan viejas como el hombre y que no se han reformado jamás, que parecen petrificadas en los poros de una sociedad anquilosada que mantiene su statu quo.
No se pierdan esta película inquietante que seguramente desatará la polémica entre quienes la vean, y ya pronto llega la crítica de "El Viajante". Diez puntos para "La Separación".
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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