viernes, 8 de marzo de 2019

Mi crítica de "Re Loca ¡Y me Encanta!" (Cine)

Oscar Wilde dijo cierta vez que quisiera escribir una obra donde el protagonista dijera siempre la verdad... pero que no pasaría con vida del primer acto... Algo parecido sucede en esta secuela de secuela: "Re Loca ¡Y me Encanta!", dirigida con muy buena mano por Martino Zaidelis, con guión propio. La lectura que conviene hacer de este film es si descubrir el verdadero yo, la real esencia de nuestras almas no nos convierte en un ser agresivo y repudiable que se llevaría mal con todo el mundo. ¿Cuáles son los límites del "sí mismo"? ¿No nos pareceremos al personaje de "Un día de Furia, aquella vieja película con Michael Douglass? ¿Será posible conciliar el deseo propio con los buenos modos, la delicadeza y la sutileza? Esta es la premisa de donde parte "Re Loca", la película del 2018 con Natalia Oreiro. Pienso que sin ella la película hubiese perdido efectividad y no hubiera llegado a los altos momentos en que se trepa. Vamos por el lado del humor, aunque sea absurdo, ligeramente grosero y con aires de slapstick, pero la Oreiro es tan buena comediante que nos hace olvidar de todas las flaquezas que pudiese tener la película.
Lo cierto es que a Pilar (Natalia Oreiro) todo le sale mal. La primera noche no puede dormir porque su esposo Javier (Fernán Mirás, cada vez más autoparódico) ronca como un oso con sinusitis y ella debe abandonar el lecho conyugal por el sillón del comedor. Llegada la mañana va a bañarse pero de la ducha sólo sale agua fría y debe soportar el chapuzón, es que su marido se olvidó de pagar el gas. Está al borde de cumplir los 40 y eso se lo señalan todos cuantos la ven y la pone de muy mal humor. Cuando va a sacar su auto para ir a trabajar nota que le dejaron otro auto atravesado, es el del vecino fiestero que se la pasa bailando, emborrachándose y metiendo ruido en la jarana vecinal. Cuando llega a la agencia publicitaria nota que su garage está ocupado y peor, cuando sube se desayuna que el auto que ocupa su lugar es de una youtuber quinceañera, Maia (Malena Sánchez) de gran popularidad en las redes que vive para filmar todo lo que hace. Entre otras cosas, participar de la publicidad de "la vaca de vacas", gran éxito que tuviera Pilar y su socio hace diez años y que ahora le piden recrear. La adolescente es pedante, autosuficiente y metida y da su opinión allí donde nadie se la pidió, pasando por encima de la cabeza del equipo que es Pilar. Para colmo su amigo Pablo (Diego Torres) va a casarse con Sofi (Gimena Accardi) otra insoportable que no tolera a Pilar y se lo dice en la cara. Sumado a esto el hijo de su marido se pasa el día con unos raperos y la destrata y la llama vieja, amén de mandarle una foto al celular de su culo peludo, lo que pone de gran fastidio a Pilar. Se encuentra con su amiga Valeria (Pilar Gamboa) y esta no hace más que hablarle de su novio y sus peleas, además de estar siempre pendiente del maldito celular. Y su psiquiatra (Diego Peretti), mientras ella le cuenta un sueño erótico que le da mucha vergüenza, ha aprovechado para ir al baño y dejar vacante su sillón de psicoanalista, para retomar luego y preguntarle si está tomando todos los medicamentos que le dio. Se suma a esto la constante agresión callejera de tantos automovilistas desubicados y piropos subidos de tono. Cuando vuelve a su casa está el gasista en la puerta de su departamento pidiéndole una firma, para decirle que no le abrieron y que ya es hora de terminar su trabajo... Todo está por explotar como una olla a presión. Es lógico que Pilar no aguante más. Y el hilo se corta por lo más delgado: la grúa le ha llevado su coche, ante la mirada del cuidacoches. A ella le da un ataque del corazón en plena calle y recurre a su amigo Pablo para calmar la ansiedad.
Pero cuando vuelve a la noche a su casa, caminando por el puente de la Mujer (justo en el Día de la Mujer se me ocurre ver esta película que trata de todos los horrores que padece una mujer por ser tal), ve a un hombre que arroja su saco al agua y parece querer tirarse él también. Fernando Salaberry (Hugo Arana). Pilar intenta "salvarlo", pero él le dice que no piensa tirarse, que está haciendo un ritual de sanación y le pregunta que qué la pasa a ella. Ésta le cuenta todas sus cuitas y él le dice que la va a ayudar. Y la ayuda haciéndole preparar dos brebajes uno consistente en leche, hojas de una rosa roja recién quemada y una gota de su sangre, mientras que el otro consiste en vino tinto, gotas de su orina y hojas quemadas de una rosa blanca. Debe tomar y vomitar enseguida este último y beberse el primero sin dejar nada. De paso le regala una medalla que oficia de talismán. Pilar realiza el ritual y, a la mañana siguiente es otra persona, mucho más vital, más enérgica y agresiva.
Empieza por no bañarse y lavarse sólo la cara, hablando con un lenguaje procaz e insultando al roncador y "´pedorro" de su marido y olvidándose de la dieta y de esos kilitos de más... Llega a la oficina y se enfrenta a su jefe con un tono amenazante y soez, en el cual le dice que prefiere renunciar antes de ser destratada de esa forma y pasada por alto por una quinceañera que va a suicidarse cuando deje de tener los seguidores que ahora tiene en el You Tube. No sin antes verificar que su estacionamiento está ocupado por el auto de ésta y romperle la ventanilla con su matafuegos y chocárselo, lo que provoca la histeria de la jovencita. Vuelve a su casa, en donde encuentra otra vez al gasista esperando y le dice que pase igual aunque se haya terminado su horario de trabajo, para encontrar al hijo de su marido en su cuarto filmando una película porno casera con su novia. Javier está embobado mirando la play que se compró y no se entera de nada. Ella echa al hijo con malos modos y le estropea una de sus pinturas (Javier es pintor) echándole baldes de pintura encima y acuchillándole la tela. Lo echa de la casa y le tira la play por la ventana, ante los ojos azorados de Javier y su hijo y amigos. El gasista por fin ha terminado su trabajo y lo despide con un dejo de ironía, para luego pasar a tirar todos sus antidepresivos. Cree haber descubierto a la verdadera Pilar que llevaba en sí misma. Se lo encuentra a Pablo y la novia de este la encara diciéndole que no la quieren ver más y ella le echa una perorata digna de Groucho Marx en versión arrabalera. Se encuentra con su amiga Valeria y le dice que ha renunciado a su trabajo, mientras la otra no deja de mirar su celular, hasta que por fin Pilar se lo sumerge en una jarra de jugo, mientras se va. Tiene peleas con un taxista al que le choca el auto y le da un fuerte cabezazo que lo deja fuera de combate. Se encuentra con su psiquiatra y le recrimina que ya le pagó el valor de una casa en honorarios y le hace tomar la pastillita que este le da, a la fuerza, para luego llegar a su casa y prepararse un porro de marihuana. Se encuentra con Pablo, quien tiene dudas de casarse o no, reflexionando sobre todo lo que ella le dijo, entonces lo besa fuertemente en la boca y como él no reacciona le dice que en realidad se merece a la mujer con quien se va a casar.
Pero todos estos desbordes la superan como persona, ya que ha perdido buenas amistades, un trabajo, un marido y la paz. Quiere volver a ser la que era antes, ¿Podrá? Encuentra en la medalla que le regaló Salaberry la dirección del teatro donde este trabaja y va a verlo para pedirle consejos...
Todo está narrado de manera muy graciosa, con la ductilidad que tiene Natalia Oreiro para la comedia, en donde sale ganadora. Y nos deja bien resuelta la película, viendo que todo puede volver a su cauce cuando la verdadera pasión y los verdaderos sentimientos están en uno y debe ser capaz de controlarlos y manejarlos: La película tuvo mucho éxito, más que su versión española, y nos deja pensando hasta dónde son convenientes los alcances de la veracidad y la revancha. Un muy disfrutable film del cual recomiendo su visión, ya que todos los rubros artísticos como técnicos son impecables.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



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