martes, 24 de noviembre de 2020

Mi crítica de "Sr. Mikozzi: Humor Acido" (Teatro-Unipersonal)

https://www.teatrix.com/ver/sr-mikozzi-especial-de-pandemia


 Teatrix tuvo la ocurrencia de auspiciar proyectos organizados durante la pandemia, y así tenemos por lo menos cuatro exponentes de diversos géneros que trabajan en teatros solos o desde la pantalla de su computadora. El primero de ellos pertenece al "humorista, actor y guionista" Pablo Mikozzi (que parece más una infección por hongos que el nombre de un actor), que según se nos auspiciaba desde la plataforma de Teatrix "recorrió el país despertando las mejores críticas con su humor ácido, con un sólo propósito: reír pensando". A la flauta, me dije yo, ¿será una combinación de Les Luthiers, Woody Allen, Pinti, Quino, Fontanarrosa, Bernardo Koremblit, Dolina y Geretto? ¿Será el humor elegante y fino que tanto me gusta, habrá surgido alguien nuevo en el rubro? -No me crean, no soy tan ingenuo- El humor ácido que proponía me sonaba a algo transgresor e inteligente a la vez, algo así como la lluvia ácida de potente...

Otra que lluvia ácida, ni un caramelo Arcor de ácido... ácido un gusto... no, el problema con el Sr. Mikozzi es el mismo que tienen las promociones de la publicidad, que es que cuando comprás lo que te insuflaban nunca resulta ser tan bueno como lo que te proponían. El Sr. Mikozzi no pasa de ser un cómico de cuarta, con algún que otro chispazo de ingenio -muy a cuentagotas- y mucha confianza en sí mismo. Desde el comienzo se presenta como un delivery, esos que te traen la pizza a tu casa, encargado de llevar la risa y la reflexión a las casas en estos tiempos de pandemia. Enseguida un chorro le roba el bolso con la pizza, la bicicleta y la gorrita. Qué gracioso... Los cinco personajes que va a presentar son desparejos, van de peor a mejor, siempre alejado del estado de excelencia que es dable pedir en un caso como este. El primer monólogo, el del paranoico, juega con los temores propios de la pandemia y con lo que es de conocimiento público, cómo se transmite el virus, cómo prevenirlo y las posibles consecuencias, todo muy ácido, vea. Con un par de "transgresiones" como decir que toda la pandemia es un plan ideado por La Cámpora o llamarlo Pelado a Larreta.
En El Feto, representa a un bebé que está por nacer, pero que todavía no ha abandonado su estado fetal, y tiene la muletilla "no, yo ni en pedo nazco", que repetirá hasta el hartazgo. Mi directora de teatro Elsa nos decía que cuando una cosa causa gracia no debe repetirse más de tres veces en la obra porque pierde el efecto. Este señor parece que no estudió esa lección, porque va a repetir sus muletillas de cada monólogo infinidad de veces, lo mismo sucede con la palabra puto en El Hincha o "pobreeeee" en La Cheta. Las observaciones que hace el bebé no son muy agudas que digamos, más bien son verdades de perogrullo y el monólogo aburre en vez de iluminar. En El Hincha afina un poco más la puntería, ya que se trata de un barrabrava psicoanalizado, que va a cantar todos sus estribillos y arengas en favor de la terapia y mete por allí algunas cosas relacionadas con la teoría freudiana, que, como salta a la vista, muy poco tiene que ver con la pasión futbolera. Lo que tiene de lúcido este scketch lo tiene de falta de gracia, ya que, permítame que se lo diga: El Sr. Mikozzi no tiene nada de gracioso... Ya está, se lo dije. Sí, porque le falta esa gracia natural que sólo algunos iluminados tienen. Así como reconozco que Mundstock y Rabinovich eran la mar de graciosos y en cambio López Puccio trata infructuosamente de pasar por divertido, es bueno reconocer que algunos cómicos no tienen ese don por más que se esmeren y sus textos sean humorísticos.
En el monólogo de La Cheta tiene un poco más de puntería debido a la creación de un personaje -aparece vestido de mujer, con falda corta- con acento propio y características de una clase social alta, a diferencia de sus otros personajes de marginales. Y logra cierto tipo de transgresión al burlarse de los pobres y sus falencias estructurales como culturales -cayendo en las propias falencias de una cabeza hueca de la clase acomodada- se puede decir que este sea el más elaborado desde el guión, sin llegar tampoco a cotas de originalidad ni atrevimiento transgresor.
El último personaje, El Rey Lumpen es un chico de la calle, borracho y drogadicto que se ocupa de cuidar coches así como de pequeños robos, con un desprecio total con todo lo que sea cultura del esfuerzo. Con una duración de no más de diez minutos cada uno, sus monólogos trajinan entre el tedio, el aburrimiento, la escatología y la grosería, con sobreabundancia de malas palabras y poca originalidad. Como dije, algún chispazo de lucidez le cruza por la cabeza de vez en cuando y es ahí cuando el actor y el guionista brillan. Sino, brillan por su ausencia.
Mikozzi explica que se puede hacer humor con absolutamente todo, que no hay límites -igualmente parece que su mundo es muy estrecho-. A partir de esto en una entrevista que le hicieron a Daniel Rabinovich, él decía que se puede hacer humor con casi todo pero no cuando a un chico que está en las trincheras lo amenaza un soldado nazi con un lanzallamas en la cara. Claro, existen diques naturales por respeto o por pudor. Como así Woody Allen ante la pregunta de "¿no sentís respeto porque hayan muerto 6 millones de judíos?", él responda muy suelto de cuerpo "bueno, los récords están para ser rotos". Ya vemos, ante los límites del humor hay varias opiniones, lo cierto es que no se puede hacer humor con todo. Mikozzi cuenta que empezó en un circuito muy chico en el barrio de San Telmo, en un lugar frecuentado por prostitutas y travestis a dónde su abuela lo acompañaba y quedaba deslumbrada con la fáuna del lugar. Así un día llegó al San Martín y la abuela le dijo: "me embolé terriblemente con estas obras, volvé a San Telmo con las putas y los travestis". Lugar de dónde el Sr. Mikozzi no tendría que haber salido nunca.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente). 



1 comentario:

  1. Hola. Primero gracias por tomaete el tiempo y por tu analisis. Eso siempre ayuda. Calculo que de nada sirve lo que te pueda decir. Pero lo que no tiene en cuenta es el contexto para esa actuacion. En un teatro absolutamente vacio...fue difil y supongo que no fue mi mejor perfotmance. Lo de repetir ciertas muletillas es por eso son muletllas de cada personaje y aunque qiieras negarlo no se te borran mas. Algunasnotras cisas me parecen medio.mala levhe como lo del cirquito de donde ninca debi haber salido... supongo que lo haces como un efectito o cliche de critico malvado...nose.
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