miércoles, 2 de enero de 2019

Mi crítica de "Buscando a Dory" (Cine-Dibujos Animados)

La pérdida de memoria a corto plazo, como todo el mundo sabe o intuye, es un problema grave, que puede ser un anticipo de lo que va a derivar en Alzheimer. Yo estoy pasando por una etapa muy sensible respecto a eso pues mi mamá está entrando en un Alzheimer galopante que le trae muchos inconvenientes con sus recuerdos recientes y muchos de los pasados. Como es bien sabido, lo que mejor se conserva es la memoria de la infancia, de los primeros años de vida. Por lo tanto no estaba dispuesto a aguantarme una película que tomara como tema de burla la pérdida de memoria a corto plazo. Afortunadamente esto no sucede, y si bien en los primeros cinco minutos el tema da para la reflexión jocunda, avanzado el metraje se convierte en un verdadero problema para esa Dory entrañable que se olvida de todo menos de actualizar sus sentimientos (como suele ocurrirle a los pacientes con Alzheimer). Para quien no haya visto la excelente "Buscando a Nemo", les comento que Dory es una pez que no puede retener nada en su memoria, dada más a la parodia en la primera entrega que en esta. Acá asistimos a su primera infancia, donde ya demostraba este problema y era muy querida y cuidada por sus padres, Jenny (con la voz de Diane Keaton) y Charlie (vos de Eugene Levy). Pero quieren los hados de Disney-Pixar que Dory se aleje de sus progenitores para no volver a verlos, literalmente, se pierda sin saber volver a casa. Este es el argumento central de este hermoso film de 2016 dirigido e ideado por Andrew Stanton (y guionado) y todas las peripecias que sucedan en el camino a Dory serán el relleno de la película.
Es de destacar -como siempre- la alta calidad en los dibujos y la animación de la Disney-Pixar, y baste decir que los títulos finales tienen una duración de diez (¡10!) minutos para describir la cantidad de gente que trabajó en esta epopeya y figura en los créditos finales. Es un verdadero ejército de dibujantes, técnicos en computación y animadores los que acompañan cada estreno de esta compañía ensamblada. Si bien en esta oportunidad no tenemos casi canciones (sólo dos, y adicionales), la música como en todo Disney, es protagonista. La voz de la Dory adulta está doblada por Ellen De Genaries. Después de un breve paso por la infancia de Dory la encontramos en su edad adulta (o cuando menos, adolescente, ya que es complicado definir cuándo es la adultez de un pez), reencontrándose con sus viejos amigos Nemo y su padre Marlin, con quienes emprenderá el viaje de regreso al hogar. Son muchas las travesías por las que pasa esta querible pez Dory, sumado a su falta de memoria y su problema para recordar los eventos recientes, lo que la enredan en miles de problemas, todos ellos con un viso dramático pero resueltos con solvencia y risas para grandes y chicos. Lo que tiene la película, como en todos los últimos Disney, es una complicidad con el público adulto que hace apta su visión acompañando a los más pequeños, que se divertirán al mismo tiempo pero con otras cosas o situaciones. Hay para todos los gustos, como en el bien planificado Universo Disney.
Así Dory oye la voz de Sigourney Weaber, que la atrae hacia ella, con la lejana esperanza de poder encontrar a sus padres, y la ingresa en un Instituto para la Vida Marina, en donde enseguida es etiquetada y confinada a una pecera. Son instituciones benéficas que tratan de recuperar a los animales marinos y después de su cura, devolverlos al mar. Igualmente tiene un espacio para la exhibición de especies de todos los tamaños y colores para entretenimiento y conocimiento de los niños. Allí Dory se hace amiga enseguida del pulpo Hank, que será su aliado en el reencuentro con sus padres. El pulpo la ayuda a salir de la pecera, pidiéndole sólo que le regale la etiqueta una vez concluída la misión a efectos de poder salir del lugar. Después de muchas peripecias graciosas y de suspenso con el pulpo al costado, Dory se verá llevada (o caerá por sus propios medios) en el estanque de la ballena bizca Destiny (un tiburón ballena de buenos sentimientos que no puede con su vista, llevándose por delante cuanto obstáculo haya). Es compañero de estanque, un cachalote llamado Bailey que ha perdido su eco sistema de orientación, por lo que le resulta muy complicado poder predecir y ubicar objetos a la distancia.
Mientras tanto Nemo y su padre han dado con la ayuda de dos elefantes marinos fuera del instituto que los encomiendan a un pato desplumado (Becky) para que los transporte en un balde hasta dentro de la residencia para animales a fin de ubicar a su amiga Dory. Esta, lo único que sabe es que sus padres están en la zona del zoológico llamada "Mar abierto". Tal vez confunda esto con el verdadero mar abierto en donde se encontraban sus padres. Y se hace conducir hasta allí por la extremada pericia de sus nuevos amigos, que la guían según el (no)estropeado radar/sonar de Bailey. Llegada al "Mar Abierto" reconoce las viejas caparazones de caracoles que formaban el caminito de su infancia y se emociona pues allí encontrará a sus padres. Pero aquí le informan que han sido llevados al lugar llamado "Cuarentena", dentro del Instituto. Ahora, nuevamente debe emprender la marcha hacia un lugar distinto, siempre ayudada por sus amigos que conocen sus limitaciones para el recuerdo. Por fortuna se encuentra con Nemo y con  Marlin quienes se unen a la aventura. Pareciera que en las películas de dibujos animados siempre la acción se tiene que tirar para adelante a fuerza de peripecias o de giros en el camino, este es el secreto para tener concentrada la atención de los niños.
Una vez llegados a "Cuarentena", son transportados  en un camión que se dirige a Cleveland, pero gracias al eco sonido del cachalote pueden disponer la trayectoria del camión y ser interrumpido por una amorosa familia de nutrias, que, abrazándose cortan la ruta. El camión pasa a ser comandado por el pulpo y Dory viaja en un frasco desde donde dirige el trayecto. Finalmente, y detenido por la policía, el camión con todos los peces cae al agua del mar abierto y Dory se reencuentra con sus padres quienes la esperan amorosamente y sus amigos Nemo y Marlin. Sus padres reciben una gran emoción al volver a ver a su pequeñita ya crecida y ahora viven todos donde reina la paz y la concordia.
Una notable película que me hizo amigar un poco con el temido Alzheimer, ya que Nemo, en las situaciones apuradas decía: "¿Cómo pensaría en esta situación Dory? ¿Cuál sería se lógica?" Y utilizando las reflexiones más alocadas lograban salir con fortuna del entuerto, es decir que el Alzheimer nos regala otro tipo de pensamiento, no menos útil, que puede ayudarnos a reflexionar y a pasar los males... Mientras tanto sigo luchándola yo aquí con mi viejita que se acerca inexorablemente al final de la razón. ¿Qué me esperará de acá en adelante? Sólo la enfermedad lo sabe. Y vean la película porque es muy estimulante y está muy bien llevada.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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