sábado, 5 de enero de 2019

Mi crítica de "Libertarias" (Cine-1996)

El prólogo de esta discutible película del prolífico Vicente Aranda reza: "Verano de 1936. 18 de julio. El ejército se subleva contra la República/ 19 de julio. En Barcelona y en Madrid el ejército es derrotado por el pueblo./ 20 de julio. Las masas reclaman un estado revolucionario. El gobierno legal es incapaz de controlar la situación./ 21 de julio. Comienza la Guerra Civil Española, la última guerra idealista, el último sueño de un pueblo volcado hacia la utopía..."
¿Por qué será que siempre la palabra "utopía" se refiere al comunismo? Porque digámoslo claramente, el gobierno de la dictadura que gobernaba España era cruel y sanguinario, pero los que se le oponían eran los anarquistas y los comunistas, los genuinamente llamados "rojos". Y un gobierno de izquierdas -y mucho menos un desbarajuste anarquista- nunca fue bueno para la clase media a la que me enorgullezco de pertenecer. Ojo, no estoy con esto adhiriéndome a las facciones fascistas que por entonces gobernaban España, pero tampoco desearía que la opción fuera establecer un orden (perdóneseme el oxímoron) anarquista. Es como lo sucedido en la "patagonia rebelde" en la que una colonia de anarquistas trató de tomar el poder y fue sofocada por el gobierno de Irigoyen, tan bien narrado y auspiciado por el ahora patriota Osvaldo Bayer. Nadie en su sano juicio querría para su nación un gobierno anarquista, salvo para quienes profesan esas obtusas ideas (que en la teoría pueden ser muy buenas, como las del comunismo, pero en la práctica siempre defendió desastres). Y signos de la anarquía como sistema lo tenemos en la actualidad más cotidiana de nuestro país (sí, no es cosa del pasado) con las bombas puestas hace poco en nuestra propia ciudad, que por fortuna no alcanzaron a estallar.
Pero veamos la película, ésta está enfocada desde el punto de vista de los Republicanos, las facciones revolucionarias. Y recordemos que la palabra "revolución" designa un cambio de sistema, y que ninguna revolución se hizo sin derramamiento de sangre. Acá habrá sangre de ambos bandos, y mucha. El film empieza una vez comenzada la Guerra Civil y se inicia con una monja, María (Ariadna Gil), que debe refugiarse en un prostíbulo, al que arriban las revolucionarias, lideradas por Pilar (Ana Belén) y reclutan para sí a las prostitutas, salvándolas del yugo opresor que les hace vender sus cuerpos y adquiriendo autonomía y adhiriéndose al movimiento (como que no hubieran tenido poco movimiento en las camas). María es llevada por Pilar al epicentro de la lucha, cambiando su sombrero por un pañuelo rojo y convirtiéndola a la Juventud Libertaria a la que pertenecía Pilar. Hacen un primer recorrido por las calles llevando armas a sus camaradas y pasando con una motoneta que lleva en la caja mendrugos de pan (que ocultan más armas) para alistarse con sus compañeros de movimiento. La lucha es sin cuartel. Pronto se suma a ellas Floren (Victoria Abril), anarquista, espiritista y coja (en ese orden) y se sitúan en un lugar de trincheras donde transcurre la mayor parte de la película. Enfrente tienen al enemigo, y si bien no hay bajas en las filas Republicanas tampoco las hay en las fascistas (por el momento). Son muy significativos los planos detalle de la película, en especial de ese reloj al que el Obrero padre (Pepe Sancho) no se olvida de dar cuerda y deja especiales recomendaciones por si él cae en la lucha de que lo tengan siempre al día. Recuerdo un chiste de Woody que dice que hasta un reloj descompuesto da dos veces al día la hora exacta... Ese reloj será muy significativo, porque cuando el miliciano caiga, a bordo de un auto blindado, pasará a manos de otro que lo llevará encima con tal de darle cuerda. Significa las horas de la lucha que ya se estaba sofocando, o las horas que les quedaban de vida como personas.
Hay un ex cura secretario (Miguel Bosé) que está en el bando de los Republicanos y quien se enamora de María y llega a proponerle casamiento. Esta lo rechaza, por supuesto, por estar entregada a Dios. Hay también una ex prostituta que le ofrece sus carnes a un ex presidiario republicano, quien hacía dos años que no tenía contacto con mujer alguna... hasta en la guerra suele haber treguas. Y está la espiritista  Floren que se encarna en el espíritu de  Mateo Moral, el que había arrojado la bomba a Alfonso XIII, quien se encarna en su cuerpo y da órdenes precisas a la tropa. Siguiendo estas indicaciones logran hacerse con una caja de caudales, la que les servirá para volar el puesto de trinchera de las milicias fascistas. Se escabullen cruzando el río y se hacen del puesto liquidando a sus enemigos haciéndolos volar por los aires. Floren, imbuída por algún espíritu tira un tiro que le vuela la cabeza a uno de los contrarios.
Ya en la ciudad, el Obrero padre, maneja un tanque blindado con el que logra derribar un puesto enemigo, pero es muerto en la acción y es sucedido por el Obrero hijo (Jorge Sánz) quien se rebelará contra el movimiento por la muerte de su padre. Las mujeres son examinadas por un par de médicos quienes les diagnostican enfermedades venéreas y algunas otras del aparato genital, con lo que prefieren que la milicia de mujeres deje su función y se confinen a los talleres de tejido, lo cual debe ser comunicado por el ex cura. Las mujeres guerreras dicen que no dejarán la lucha ni aún muertas. Pero pronto vendrá la represalia. Los fascistas atacan todo el escuadrón de mujeres y las pasan a degüello, salvándose sólo María, la ex monjita, rescatándola de ser violada por la facción fascista por el jerarca, quien le tiene compasión por tratarse de una ex monja.
Cientos de iglesias han sido destruídas por los "rojos", miles de imágenes religiosas quemadas en hogueras así como obispos asesinados de un tiro en la cabeza. No, si no eran ningunos santos estos Republicanos... Todas las instituciones inamovibles se conmueven ante el paso de las milicias, y todo lo que parecía establecido se desestabiliza. Es el peso de una revolución. Las conciencias se sublevan, otras se atemorizan y hasta algún fascista se ahorca por honor a la patria.
La música de José Nieto es encantadora, y alterna marchas militares con cánticos religiosos y ha sido grabada por la Orquesta de la Radio de Bratislava, dando un aura temible de opresión al film. Todo el metraje se mueve entre el bando de los Republicanos, sin acceder a la intimidad de los contrarios, que son pintados acá como los malos de la película, y no sin motivos ya que eran facciones de temer, y la represalia fue muy dura. Nunca más se produciría otra Guerra Civil como esta en la historia de España y luego vendría la temible dictadura de Franco. Como resultado de la Guerra Civil contamos la muerte de Federico García Lorca y Antonio Machado y Miguel Hernández en la cárcel, como los poetas fusilados por el fascismo. Una guerra, que como todas las guerras, dejó importantes bajas de uno y otro lado y a la que nadie le fue indiferente.
Un film importante para revisitar el pasado reciente que aún deja escaras.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



No hay comentarios:

Publicar un comentario