lunes, 15 de junio de 2020

Mi crítica de "La Resistible Ascensión de Arturo Ui" (Teatro)

En esta modalidad de teatro desde casa y celebrando los 60 años del TGSM, pude ver esta obra sacada del archivo, data del año 2005 y pude ver con gran gozo una importante actuación de mi amigo Fabián Vena (junto a otro grande, Roberto Carnaghi). La pieza es de Bertolt Brecht y nos habla una vez más de la ascensión de los dictadores al poder, más concretamente Hitler. Esta podría ser una farsa (sí, porque ese es el clima que se vive en el escenario) sobre cualquier tipo de toma del orden establecido, hasta se lo puede asociar con la mafia imperante en la Chicago de los años 30, donde transcurre esta historia de ribetes satíricos y trágicos. La excusa es la competencia desleal entre dos bandos de comerciantes de coliflor, quienes tratan de aprovecharse de la situación de desventaja del otro para hacer prosperar su negocio. Hay de por medio también la expropiación del astillero de un tal Sheet (Jean Pierre Regueraz), subastado por acciones de 20.000 u$s que comprará un inocente postor, el intachable comerciante y latifundista Dogsborough (Carnaghi). Inocente hasta por ahí nomás, porque esa es la fama que él se cimentó, pero hay manejos fraudulentos de los que nadie habla, y es mejor que no salgan a la luz. Para eso es que se presenta ante él un increíble criminal, una basura humana de la peor calaña que se llama Arturo Ui y es conocido por todo el mundo en el ámbito del hampa y de los negocios turbios. Ui (Vena) va a utilizar de Dogsborough para escalar y lograr sus infames objetivos, que no son otros que los de dominar el mundo.
Con una estética expresionista basada en un decorado tan ampuloso como caótico (grandes bibliotecas combinadas con objetos de desecho, basura en general) y con maquillajes blancos con ojos repintados y bocas muy trazadas (salvo para el personaje de Ui). Esta vez el texto de Brecht ha sido mejor tratado que en la desastrosa experiencia de "Madre Coraje" por Muscari, acá en manos de Robert Sturua, alguien que sí conoce el universo brechtiano, con sus modos de distanciamiento, acá dados por actores que hacen de actores y presentan la trama que va a llevarse a cabo o se insertan en ella. La actuación de Fabián es desmesurada, caricaturesca por momentos, pero siempre al borde del ridículo y del abismo. Por suerte no cae nunca, bien llevado por la mano del hábil director que supo sacar lo mejor de cada actor. Carnaghi también está muy expuesto, aunque ya conocemos sus trabajos inmensos y siempre patéticos (en el buen sentido). La trama se resiente un poco en la primera mitad, en donde resulta bastante confusa y abrumadora por el exceso de información que se brinda al espectador. Pero se encarrila en el segundo tramo, hasta lograr una explosión final que no deja dudas sobre las intenciones de la obra.
La farsa juega siempre con el texto (al igual que pasaba con "Mein Kampf. Farsa"), al que somete a las variaciones impuestas por Brecht a una obra de por sí densa y con un texto difícil (es admirable la adaptación que se hizo y lo bien que suena en boca de los actores, que gozan de una prodigiosa memoria), compacto y cerrado, que se abre como una flor hacia el final, mostrando las distintas facetas de su intrincado juego. El escenario del San Martín goza de su prestigio por ofrecer siempre al auditorio textos que no son ligeros o de una fácil comprensión, es por eso que asomarse a una obra de esta calidad garantiza una apertura de nuestra mente a experiencias de por sí trascendentes como fascinantes. Elogiar el trabajo de cada uno de los actores (empezando por un Vena muy jugado) estaría de más, si consideramos que esa alta calidad expuesta se traslada también al campo de la actuación y la dirección, como así de puestas de jerarquía. Sólo me resta decir que el teatro de Bertolt Brecht, que es muy poco frecuentado en estos lugares, produce obras de una complejidad y un entramado admirables, que arrojan al espectador a un límite infranqueable de muy celoso y exquisito gusto. Bien vale la pena transitarlo.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



No hay comentarios:

Publicar un comentario