miércoles, 21 de agosto de 2019

Mi crítica de "Marnie" (Cine-Alfred Hitchcock-1964)

En el comienzo hay un libro que Hitchcock devoró durante un fin de semana en Santa Cruz, "Marnie", de Winston Graham, la historia de una cleptómana frígida que emprende un psicoanálisis. En esta época el director buscaba un buen tema, y este tiene todo lo que le agradaba. Pero con sus recientes éxitos, también tiene muchas cosas que hacer: la promoción de "Psicosis" y sus programas de televisión. Sin embargo, "Marnie" le da vueltas en la cabeza y en los estudios busca vagamente a la actriz excepcional que pueda interpretarla.
"Marnie" no será, sin embargo, su próxima película, ya que un caso policial más visual acaba de saltarle a los ojos desde un periódico: "Casas de la costa invadidas por pájaros". No obstante, mientras el equipo se dispone a filmar los exteriores de "Los Pájaros", en marzo de 1962, Hitchcock le encarga a Evan Hunter, su guionista, que trabaje en "Marnie". Primero este evalúa la dificultad de la tarea: la adaptación corre el riesgo de deslizarse rápidamente hacia el melodrama. Hay que darle consistencia al personaje para que sea creíble. Sean Connery (Mark) demostrará la misma sed de conocimiento, ¡pero Hitchcock lo transformará en zoólogo  especializado en los comportamientos anormales de los animales! A fin de cuentas, el guionista está entusiasmado por su tema: "Marnie es un enigma viviente -le explica a HItchcock-. Una mujer que a la vez atrae e intimida, una personalidad de múltiples facetas, inteligente, cálida, pero a la vez temerosa y totalmente reservada". Y concluyó el retrato con una alusión: "No conozco más que a una actriz capaz de encarnar este tipo de persona..."
Sin siquiera mencionar su nombre, ambos hombres se comprenden. Pero hacía algunos años que Grace Kelly se había convertido en princesa de Mónaco y, aunque siguiera pensando con nostalgia en su antigua profesión, se había resignado prácticamente ante las reticencias de su marido. Ya había rechazado dos papeles. Pero esta vez se trata de Hitchcock y, finalmente, el príncipe Raniero está de acuerdo. Por desgracia, una vez difundida la noticia se manifiesta la reprobación de los monagescos. Con el alma destrozada la princesa renuncia. Y Grace Kelly no hará nunca más cine.
Esto no sorprende del todo a Hitchcock. Tiene a alguien en mente para el papel principal. Durante el rodaje de una película para televisión se encontró con una joven actriz: Claire Griswold, la esposa de Sidney Pollack. Como siempre, la hace firmar un contrato de exclusividad, la llena de atenciones y de regalos para, finalmente ¡enemistarla con 'Tippi' Hedren que acepta el papel! Sin embargo, la estrella principal de "Los Pájaros" acababa de vivir una experiencia difícil con el director. Pocas veces un actor había sido tan maltratado en el transcurso de una filmación, a menos que se crea que Hitchcock había tomado un gusto perverso por hacerla sufrir durante esa secuencia en la que los pájaros la atacaban ferozmente. Incluso 'Tippi' había sufrido una depresión nerviosa por lo sucedido durante ese rodaje. Además, Hitchcock tenía una manera de mirarla y de hablarle que lograba desestabilizarla.
Fiel a sus propósitos de utilizar a los actores en papeles que no se correspondieran con ellos ni en lo físico ni en lo temperamental, Hitchcock se decidió rápidamente por Sean Connery para el el marido de Marnie. La idea de transformar a James Bond en un rentista obligado a entregarse a un odioso chantaje para casarse con una mujer frígida era lo bastante raro como para agradar al director. Después de "Dr. No" y "De Rusia con Amor", y antes de filmar "Dedos de Oro", Sean Connery tenía  por contrato el derecho para trabajar para una sociedad de producción. Además, quería demostrar que era capaz de interpretar algo diferente. Y en la época en que Hitchcock estableció contacto con él, la princesa Grace había accedido a filmar: el afiche era atractivo. Pero Sean Connery tuvo una exigencia insensata, leer el guión antes de decidirse, ¡algo que ni siquiera Clark Gable se había atrevido a pedir! Finalmente Hitchcock consideró esa actitud más bien divertida. "El guión era perfecto -debió reconocer Connery- Hitchcock nunca filmaba sin tener un guión bien terminado".
Por su parte, Evan Hunter se topaba con dificultades en la escritura. Hitchcock concentraba una gran parte de sus esfuerzos en una escena central: aquella en la que Sean Connery posee a su mujer contra su voluntad en su viaje de bodas en el buque transatlántico. " Yo no quería escribir esa escena y se lo dije. Pensaba que iba a destruir toda simpatía por el hombre y que no tenía ningún sentido para la historia". Hunter pensaba que Hitchcock se ensañaba con 'Tippi' Hedren. Esta vez, no tendría que vérsela con una nube de pájaros agresivos, sino con el proceder de un hombre que sabe lo que quiere. Ante las reticencias de su guionista, Hitchcock decidió en abril de 1963 prescindir de sus servicios. A pesar de que Hunter trabajaba con "Marnie" desde hacía un año, le hicieron comprender que era necesario tener "sangre fría" a partir de ese momento. Hitchcock contrata entonces a un nuevo guionista: Jay Preston Allen, una joven casi novata que desembarcó en Hollywood especialmente para trabajar con él. Ella analizó fríamente la situación: "Creo que en ese momento Hitchcock se sentía cansado y decepcionado por todo lo que había sucedido con el film -explica-. Siempre pensé que era un proyecto condenado al fracaso, pero él estaba loco por 'Tippi' Hedren, obsesionado por ella como lo había estado con toda la serie de actrices  rubias que había dirigido hasta ese momento". En efecto, el rodaje se desarrolló en un clima sofocante. Hacia el final, Hitchcock y 'Tippi' Hedren ya no se hablaban más que por intermediarios.
En el origen de esa disputa residía el rechazo de Hitchcock para que su actriz se tomara algunos días de descanso y una conversación asesina de la joven acerca del "peso" de su director. Un tema delicado. Pero habrá que esperar a la muerte de Hitchcock para comprender que no se trataba de una simple confrontación entre egos. Se soltaron las lenguas cuando Donald Spoto emprendió su monumental biografía del cineasta: "La face cachée d'un genie". Con más de sesenta años, Hitchcock estaba tomado por una pasión desgarradora hacia su actriz, la cual debía casarse al final del rodaje con su manager. Podía resultar admisible que la mirara de hito en hito extrañamente durante horas, que le pidiera a Robert Burks que la filmara en primerísimos planos  cada vez más cercanos, que la hiciera seguir con detectives, que prohibiera la entrada al set de visitantes para que hubiera la menor cantidad de gente posible cerca de ella y él. Pero una noche, Hitchcock cometió lo irreparable. "Le hizo insinuaciones amorosas que ella no pudo ignorar ni tomar a la ligera como lo había hecho antes", revela Spoto. Ante la negación de 'Tippi' Hedren el tono subió. Hubo amenazas, intentos de chantaje por parte de Hitchcock.
A partir de ese momento las condiciones de trabajo cambiarían por completo. ¿Entonces hay que creer -como lo afirman muchos testigos- que el director se desinteresó de la película? Es cierto que en la entrevista que dio luego a Truffaut, Hitchcocck adapta las autocríticas acerca de "Marnie". Compara desfavorablemente el trabajo de 'Tippi' Hedren con el de Kim Novak en "Vértigo". Afirma detestar a los personajes secundarios. Acaba lamentándose por haber contratado a Sean Connery a quien considera en realidad poco convincente como "gentilhombre de Filadelfia". Incluso ya no le encuentra gracia a la construcción del libro. "Me siento molesto por el lapso demasiado grande  entre el momento en que 'Tippi' Hedren obtenía el trabajo en la Rutland y aquel en el cual cometía el robo".
De cualquier manera, en el estreno de la película recibió críticas demoledoras por parte de los expertos en cine. Fue también muy mal recibida por el público. Se le reprochaba a Hitchcock la secuencia final en la que Marnie, como después de una larga terapia, revive en flash-back la escena traumática de su infancia, clave de sus relaciones complejas con su madre: se la consideró demasiado larga, demasiado pesada y demasiado fácil. Sobre todo se le reprochó a Hitchcock toda una serie de artificios técnicos: las transparencias quedan mal con el resto de la imagen, es demasiado evidente que la calle donde vive la madre de Marnie  fue recreada en estudios, el barco que se ve en el fondo no es más que una apariencia engañosa que ni siquiera  esconde su naturaleza. Robert Burks, el operador de cámara, le señaló a Hitchcock varias veces esos efectos carentes de realismo. "No, no, me parece que todo marcha perfectamente", respondía cada vez.
¿Pero en realidad podemos tomar la decisión de considerar a "Marnie" como una película hecha de prisa? Difícil. Por primera vez, Hitchcock grabó en cintas magnéticas las partes de brainstorning con sus colaboradores. Es un documento excepcional. Y al escucharlo no se tiene la impresión de un hombre decidido a abandonar su film. Antes de embarcarse en esta aventura, Hitchcock había confiado a Truffaut que se trataba para él y para 'Tippi' Hedren de un "desafío". "Para esta historia -había declarado- hay numerosos ángulos: la cleptomanía de Marnie, su frigidez, el resurgimiento de las escenas traumáticas de su infancia. Se pasa de momentos de comedia a momentos de puro terror. Quiero, una intriga más relajada y concentrarme en el estudio de un carácter".
"Marnie" es entonces un film de introspección, un estudio de caso psicológico. La referencia a Freud está claramente indicada en el diálogo. Cuando Mark le pide a Marnie que asocie las palabras con las ideas que le vienen a la mente, ella lanza irónicamente: "¡Yo Jane, tú Freud!" Incluso el título del film es una referencia directa al fundador de psicoanálisis, cuyos estudios de casos llevaban generalmente el nombre de sus pacientes. Robert Boyle, el decorador de la película lo afirmará: "Hitchcock intentaba mostrar por todos los medios algo que no se podía ver. Se esforzaba por contar una historia que no contenía ningún acontecimiento evidente. Por esa razón debió utilizar toda clase de artificios de estilo. Intentaba penetrar desesperadamente el alma de una mujer". Por lo tanto todos los "defectos" del film pueden explicarse. ¿El barco "apariencia engañosa" que tapa la vista de la calle? Está para demostrar que Marnie vive en otro mundo. ¿Las transparencias tan evidentes que 
desfilan detrás de Marnie cuando monta a caballo? Es su propia visión de la realidad de la cual ha perdido las señales.
Tal como lo demuestran los documentos de trabajo, Hitchcock y 'Tippi' Hedren tuvieron largas conversaciones estrictamente profesionales. "Tenemos que intentar filmar tan sutilmente como sea posible el desfasaje entre el comportamiento exterior de Marnie y su estado mental -le dijo en el transcurso de una conferencia de preproducción-. Internamente, la atormentan sus obsesiones, externamente, engaña. Con Mark,ella le deja entender que no se deja engañar por su chantaje. Pero apenas se siente sola, Marnie se vuelve de nuevo lunática". De ahí la importancia de las miradas en la película, que son objeto de una puesta en escena muy particular. En una escena sobre una escalinata, desde el momento en que Marnie no se siente observada por Mark o Lil, su cuñada, su mirada se sume en la angustia. Vuelve a la superficie cuando se dirigen a ella. Por otra parte, la escena sigue en un plano largo medio en el que Lil observa con una curiosa intensidad a la pareja que se va. No se dice nada. Todo es sugerido. Por cierto, Hitchcock se tomó libremente el desarrollo de la acción. Pero es para dar valor a los elementos psicológicos. Durante otra reunión de preproducción, le explicó a 'Tippi' Hedren que la película no mostraría el casamiento, puesto que la escena en la cual Marnie confiesa a su marido que es frígida es mucho más importante. Desemboca en la famosa escena de la violación, tratada también de manera elíptica. Hitchock emprendió una verdadera hazaña, como lo revela el análisis plano por plano de ese gran momento de cine. Sean Connery arranca el camisón de 'Tippi' Hedren. La cámara se detiene en las piernas de la joven. El hombre pide disculpas y la cubre con su propio salto de cama. 'Tippi' Hedren se queda inmóvil y se resigna. Su mirada está vacía. Parece una estatua cuando Mark la besa tiernamente, referencia evidente a la actitud de Madelaine en "Vértigo". La vemos de frente, y , mientras se recuesta, la cámara apunta a sus ojos fijos. Primer plano del rostro del marido que se inclina hacia ella. Luego, sobre el de Marnie. La cámara entonces hace un movimiento de rotación y el plano termina en un ojo de buey que descubre un mar gris, triste.
¿Se está realmente espiando, como lo temía Hunter, el primer guionista? De hecho, Sean Connery, por su simple presencia física, quita toda violencia malsana a esta escena.
Difícilmente pueda considerarlo un violador. Al contrario, la angustia de Marnie invade la pantalla. Comprendemos a partir de ese momento por qué Hitchcock deseaba tanto esta secuencia. "Sin duda no hay en toda la obra de Hitchcock una escena tan fuerte y tan bella, afirma Robin Wood, uno de los exégetas norteamericanos de Hitchcock.
Las revelaciones acerca de las condiciones del rodaje y las severas autocríticas de Hitchcock hicieron de "Marnie" una película maldita. Los artificios técnicos utilizados hacen de ella casi una obra experimental. Sin embargo he pensado en ella como Truffaut elaboró su teoría de los "libros enfermos", en la cual describía "obras maestras abortadas, una empresa ambiciosa que sufrió errores de recorrido, un hermoso guión imposible de filmar, un casting inadecuado, un rodaje envenenado por el odio o cegado por el amor , un gran desfasaje entre intención y ejecución, un estancamiento hipócrita o una exaltación engañosa". De cualquier modo, "Marnie" marca una ruptura en la carrera y en la vida de Hitchcock. Nunca más filmará con 'Tippi' Hedren. Nunca más actuará como Pigamión con jóvenes actrices rubias.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



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