lunes, 19 de agosto de 2019

Mi crítica de "Psicosis" (Cine-Alfred Hitchcock-1960)

De todas las películas de Hitchcock, "Psicosis" es sin ninguna duda la más famosa. Al llegar después de "La Ventana Indiscreta", "Vértigo", "El Hombre que Sabía Demasiado" e "Intriga Internacional" marca el apogeo de su carrera. "A partir de ese momento, la crítica norteamericana, empezó verdaderamente a tomarlo en serio", declarará Claude Chabrol, quien fue el primero en el mundo en dedicarle un libro.
Por lo tanto, no nos sorprendemos al saber que "Psicosis" fue el mayor éxito comercial de Hitchcock: seis meses después del estreno comercial del film, la Paramount dirigirá al cineasta un cheque de 2 millones de dólares. Sorprendido por la magnitud del fenómeno, Hitchcock pedirá al Instituto de Investigaciones de la Universidad de Stanford que encuentren las causas de este hecho. "Cuando me respondieron que necesitaban 75.000 dólares para efectuar esa investigación, les dije que no era tanta mi curiosidad", comentará el cineasta. No tendremos en cuenta las flojas copias del film. Algunos años después de la muerte de Hitchcock "Psicosis" dará origen incluso a dos continuaciones, una de las cuales dirigió el propio Anthony Perkins.
El caso es notable, sobre todo porque se trata de una de las películas menos costosas de Hitchcock. El presupuesto no excedió los 800.000 dólares. Cuando Hitchcock anunció su voluntad de filmar "Psicosis", la Paramount no mostró mucho entusiasmo. "A la Paramount no le gustaba ni el libro ni el título ni la idea de hacer una película con ese tema", dirá el autor de la novela original, Robert Bloch. El director comprendió que para tener las manos libres debía filmar con lo justo. Lo cual cayó bastante bien: después de "Intriga Internacional" quería hacer una película menos "pesada" de administrar. Para reducir el presupuesto utilizó su equipo de televisión. Por eso la fotografía no está firmada por Robert Burks, su jefe operador de costumbre sino por John L. Russell. También por razones financieras no consiguió a una estrella masculina.
Anthony Perkins presentaba una doble ventaja: se adaptaba al papel y aún debía una película a la Paramount. "Mi papel en 'Psicosis' es una de las mayores apuestas que he intentado. Si la película no hubiera marchado bien me habría perjudicado mucho como actor. Hablé al respecto muy francamente con Hitchcock. Estaba de acuerdo conmigo, no tenía idea alguna sobre el eventual éxito de la película, pero me sugirió intentarlo. Por suerte, creo que a la mayoría de la gente que vio la película le gustó de alma, cuando estaban aterrorizados, estaban contentos de estarlo". El entendimiento entre el actor y su director fue perfecto. Hitchcock aceptó  incluso algunas de sus sugerencias. "Fue idea mía comer caramelos durante toda la película -comentó Anthony Perkins- Pensé que sería más divertido si el asesino era un comedor de caramelos". Para el papel de Marion Crane, Hitchcock contrató a Janet Leigh. Como su carrera ya había comenzado bien, no tuvo con ella esa relación de Pigmalion que desarrolló con Grace Kelly o "Tippi" Hedren. Sus relaciones fueron únicamente profesionales.
"Me dijo que me había contratado porque era una verdadera actriz, -contará ella- No voy a dirigir cada matiz, me dijo, pero si no me da lo que necesito, lo arrancaré de usted, si me da demasiado, lo atenuaré. Lo que haga debe entrar en mi escenario y en mi ángulo de tomas". Para encarnar a Leila, la joven que investigará la desaparición de su hermana y descubre la verdad, Hitchcock optó por Vera Miles. Estaba resentido con ella desde que rechazó el papel de "Vértigo" unos meses antes (ella estaba embarazada) pero la tenía contratada: puesto que le daba un salario semanal desde 1956, ¡había que utilizarla!
En los comienzos del film hay una novela de Robert Bloch publicada un año antes. Los admiradores de Hitchcock, entre ellos Francois Truffaut, sostuvieron durante mucho tiempo que la novela era poco interesante y que todo el valor del film provenía del trabajo del director. En realidad, y Hitchcock fue siempre el primero en reconocerlo, todos los elementos mayores del film estaban contenidos en el libro, desde el asesinato en la ducha hasta la desaparición prematura de la heroína, sólo que Hitchcock logró darles una dimensión mitológica gracias a su puesta en escena. En efecto, la película es un fabuloso ejercicio de estilo. "En 'Psicosis'  -aclara Hitchcock-, el tema cuenta poco, los personajes también. 'Psicosis' no es un mensaje que haya intrigado al público. No es una gran actuación que haya conmovido al público. No es una novela muy apreciada que haya interesado al público. Lo que importa es que el montaje de los trozos de la película, la fotografía, la banda sonora y todo lo que es puramente técnico pueda hacer aullar a los espectadores. Lo que emocionó a los espectadores era el film puro" Finalmente Hitchcock había logrado hacer lo que había prometido en forma de teoría en el transcurso de una conferencia de prensa en 1947: "Nuestra civilización se ha vuelto tan protectora que ya no somos capaces de experimentar emociones fuertes. La única manera de romper ese entumecimiento y de encontrar un equilibrio moral es provocando shocks benéficos por medios artificiales. El cine constituye,  me parece, el mejor medio para lograrlo".
Todo el desarrollo del film está concebido para facilitar shocks. Hitchcock no se contenta con dirigir a los actores. "Con 'Psicosis' dirigí a los espectadores", observará Hitchcock. En realidad la manipulación había comenzado desde la filmación. Por única vez, el director había cerrado su set a la prensa y prohibido que se difundieran fotos de las escenas claves. Y para evitar que sus admiradores se precipitaran en las librerías para comprar la novela de Robert Bloch, lo que habría destruido el suspenso, había atribuido incluso a "Psicosis" un nombre en código que figuraba en el clap "Wimpy". En el film nos lleva sin cesar a creer cosas que se revelan falsas. La primera escena nos muestra una cita amorosa: creemos que se trata de una película sentimental. Luego, la mujer roba 40.000 dólares a su empleador y huye: pensamos que estamos ante una película policial tradicional. Cuando llega al motel, Norman Bates la observa a través de un agujero hecho en la pared: nos decimos que Hitchcock, después de "La Ventana Indiscreta" continuó su reflexión sobre el hecho de espiar. En resumen, el director se burla constantemente de nosotros.  "La primera parte de la historia es exactamente lo que se llama aquí en Hollywood un 'arenque rojo' -confiará a Truffaut-, es decir, un truco destinado a desviar la atención para intensificar el asesinato, con el fin de que este constituya una sorpresa total. Era necesario que el comienzo fuera a propósito un poco largo, todo lo referido al robo del dinero y a la huida de Janet Leigh para orientar al espectador a la pregunta, ¿atraparán a la chica?
En estas condiciones uno se pregunta por qué Hitchcock había insistido tanto a los exhibidores de las salas para que no dejaran entrar a los espectadores si la película había comenzado. La respuesta es simple: él intentaba confundir las pistas, suprimir las marcas habituales, como Marion es interpretada por Janet Leigh uno piensa que nada podría sucederle. Pero ¡cataplúm!, contra todas las convenciones dramáticas, ella es apuñalada mientras toma una ducha. ¡Salida para el personaje principal! "Les apuesto todo lo que quieran que una producción común le hubiera dado a Leigh el papel de la hermana que investiga, puesto que no es común matar a la estrella en la tercera parte del film", comentará el director satisfecho por su obra.
Por lo tanto, otra película puede ponerse en marcha. Una película que escape a cualquier lógica: la auscultación de un caso de psicopatía. Para hacer alusión a la esquizofrenia, Hitchcock se permite el lujo de rodar una película totalmente esquizofrénica. Desde los títulos, las letras aparecen resquebrajadas, todo está dividido en dos. Hitchcock no deja de jugar con los espejos para ilustrar el desdoblamiento de personalidad. La elección del blanco y el negro no está relacionado con impedimentos económicos: el director usa esa técnica para reforzar los contrastes y simbolizar un mundo fracturado donde se oponen la luz y las tinieblas. "Cuando la mente alberga dos personalidades, siempre hay conflicto, una lucha", observa el psiquiatra en la última secuencia.
"Que este conflicto sea creado, percibido y mantenido en el espectador es la marca de un verdadero genio de la imagen", agregará Donald Spoto en su biografía de Alfred Hitchcock.
En muy pocas ocasiones un film fue tan pensado en la construcción como en la puesta en escena. La celebérrima escena del asesinato en la ducha constituye el punto culminante de la película: para cuarenta y cinco segundos de film se usaron setenta posiciones de cámara.
Para filmarla, Hitchcock había pedido a Saul Bass que diseñara su story board extremadamente preciso. Excepto por dos casos, lo respetó completamente. Por otra parte, agregó un plano que mostraba la cuchillada. "Impresión de un cuchillo que hiere, como para destrozar la pantalla y romper el film", había indicado en el guión. Además, tuvo la idea de mostrar el agua teñida de sangre, aspirada por el desagüe. "Había pensado hacer la escena sin violencia y sin una gota de sangre", comentará Saul Bass. Al principio Hitchcock también quiso que esta escena fuera marcada por los gritos de Janet Leigh y por el ruido del agua que corre. Bernard Herrmann lo disuadió al componer a sus espaldas un tema para acompañar las imágenes.
La filmación de la escena duró una semana completa. "Resultaba muy fastidioso quedarse bajo la ducha para remojarse", comentará Janet Leigh, pero el director se mostrará siempre muy cordial con ella. ¡Nada que ver con lo que iba a tener que soportar "Tippi" Hedren en la filmación de "Los Pájaros" unos meses después! Además, la verdad obliga a decir que Janet Leigh aparece doblada en todas las escenas donde no se ve su cara.
A menudo copiada pero jamás igualada, la secuencia de la ducha marcará a toda una generación. Es cierto que en esa época, en muy pocas ocasiones había ido tan lejos la violencia. Muchos espectadores se preguntaron a dónde habría ido a buscar eso Hitchcock. Charles Bennet, uno de los antiguos guionistas de HItchcock, no dudó en decir que "Psicosis" era la obra de un sádico. Una periodista inglesa agregó que Hitchcock era un bárbaro. "¿Quién sabe?", le respondió el maestro del suspenso.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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