viernes, 27 de enero de 2017

Mi crítica de "El Clan" (Cine)

Francella es un monstruo. Es un monstruo de la actuación. Y es un monstruo el personaje de Arquímedes Puccio que le toca interpretar. Por fin veo una película fuerte, contundente, con garra, bien narrada, bien actuada, bien dirigida, que rompe con tanta medianía que hay por ahí. No es cierto lo que dijeron que esta era la peor película de Pablo Trapero, que con el correr de los años su cine había ido desmejorando. Es cierto que tuvo un debut estelar con esa maravilla chiquita de "Mundo Grúa", pero esta película por su virulencia y violencia está a la altura de "Leonera" o "Carancho", que son dos muy buenos exponentes de ese talento llamado Pablo Trapero.
Está recién llegada la democracia, Alfonsín, junto con Sábato y otros (con ellos comienza la película) firman el "Nunca Más" formando la Comisión para la Desaparición de Personas. Arquímedes Puccio mira todo displicentemente desde su casa. Es un tipo tranquilo, bonachón, que lava la vereda en saquito pijama y pantalones cortos, que saluda amablemente a sus vecinos. Es un farsante, un hipócrita, un bicho de la peor calaña. Creo que huelga explicar los crímenes que cometía, que todo el mundo debe estar enterado, pero bueno, la película viene a contárnoslo y es bueno refrescar el caso. En complicidad con su hijo Alex (muy buen trabajo también de Peter Lanzani, que lo muestra como un actor sólido, convencido), secuestraba compañeros de él en el equipo de Los Pumas para pedir rescate, y la mayoría de las veces, una vez cobrada la suma, terminaba matándolos. Claro que no sólo a rugbiers se dedicaba, todo conocido a quien le pudiera sacar dinero era bienvenido entre las paredes de su casa, donde convivían con su familia, los alimentaba la comida de su esposa y luego los torturaba. Es un buen recurso el uso de la festiva música del rock de los 60 para montarla con los secuestros y/o muerte de sus víctimas. Así como ese montaje entre la relación sexual de Alex con su novia (violenta, sin piedad, por adelante y por atrás) con el secuestro a uno de los amigos de su hijo y posterior asesinato. La película no tiene golpes bajos, la crudeza es amortiguada por las escenas familiares y los gritos de sus víctimas por la radio a todo volumen que pasa el mismo rock de sus montajes. Es una familia muy normal. Cristiana, rezan antes de comer, su esposa es maestra, una señora de su casa, de clase media, y "ajena" a todo lo que pasa ahí abajo. Sus dos hijas una pinturita de chicas, una sigue los pasos de su madre como maestra o profesora y la otra, inocente, va al secundario. Su hijo Alex es un chico sano que ama el deporte y tiene un negocio de ropa deportiva y "todo para el surf", que conoce a una linda chica, Mónica, se enamora de ella y planean casarse para salirse de todo ese horror. (Es inconcebible que Mónica no esté enterada de nada, si pasa mucho tiempo en casa de su novio). El otro hijo, "Maguila", vuelve después de un tiempo a casa de sus padres y se une al raid delictivo.
La cámara de Trapero hace una verdadera corposcopía con el rostro de los actores, marca cada arruga, cada imperfección, cara poro de la piel de ese Francella que se ejercitó en no parpadear durante todo el film, para dar un toque más siniestro a su personaje. Con el pelo canoso, sin los característicos bigotes y sus límpidos y siempre lubricados ojos azules, dan una fisonomía totalmente nueva de lo que teníamos de Francella. Es un actor que no le teme a mimetizarse para lograr una actuación lucida y lúcida. Peter Lanzani también se compromete, desde lo fisico (logra transformarse en un rugbier) y todo su cuerpo habla a la hora de luchar contra su mundo interior. Es particularmente lograda la escena en que Arquímedes se enfrenta a Alex y trata de ahorcarlo por haberlo abandonado en sus proyectos, la comunicación que se da entre los dos intérpretes es asombrosa.
El cine de Trapero ha ido creciendo en intensidad. Despegó con la pacífica "Mundo Grúa" para meterse en el transfondo podrido de "El Bonaerense",  saltó luego a dar un vistazo de las sórdidas relaciones familiares "alla italiana" en "Familia rodante". Transitó por la angustia y el encierro de "Leonera" y los bajos mundos de "Carancho" para meterse de lleno en las villas de "Elefante blanco". Es así como lo encontramos aquí con todo su talento y precisión para contar en este "El clan", que cuenta con producción propia y de los hermanos Almodóvar. La película está contada a intervalos, se intercalan secuencias del rescate final de la víctima por la policía, empieza por ese 23 de agosto de 1985 en donde son atrapados y así, a los saltos va contando una historia que empezó a fines de la dictadura y se extiende hasta ya afianzada la democracia.
Cuenta la relación de Puccio con Aníbal Gordon, quien cayó primero y a quien iba a visitar a la cárcel, "todo por culpa de ese Kelly, que presentó pruebas", pero todos son momentos de calma y de tormenta, le dice Gordon, ahora me toca estar adentro por un tiempo, luego estaré afuera... Pero a Arquímedes no le fue tan bien ya que pasó su vida en la cárcel hasta que murió a los 84 años, en donde se recibió de abogado. Se muestra, en una escena muy impresionante y muy bien filmada, el intento de suicidio de Alex cuando le toca ir a declarar, y se expone que intentó suicidarse varias veces en la cárcel hasta que murió, por fin en el 2008 a los 49 años. Se cuenta el derrotero de toda la familia (se salva el hijo menor que en un viaje deportivo, decide no volver a su casa nunca más). En esencia, estamos ante lo mejor del cine nacional que haya visto por muchos años (es increíble como no fue aceptada para el Oscar) y es altamente recomendable para espíritus atemperados ya que no todo el mundo podrá soportarla (aunque no se muestran escenas cruentas).
Bueno, gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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